Soñaba en ese entonces en forjar un poema, de arte nervioso y nuevo obra audaz y suprema, escogí entre un asunto grotesco y otro trágico llamé a todos los ritmos con un conjuro mágico Y los ritmos indóciles vinieron acercándose, juntándose en las sombras, huyéndose y buscándose, ritmos sonoros, ritmos potentes, ritmos graves, unos cual choques de armas, otros cual cantos de aves, de Oriente hasta Occidente, desde el Sur hasta el Norte de metros y de formas se presentó la corte. Tascando frenos áureos bajo las riendas frágiles cruzaron los tercetos, como corceles ágiles abriéndose ancho paso por entre aquella grey vestido de oro y púrpura llegó el soneto rey, y allí cantaron todos... Entre la algarabía, me fascinó el espíritu, por su coquetería alguna estrofa aguda que excitó mi deseo, con el retintín claro de su campanilleo. Y la escogí entre todas... Por regalo nupcial le di unas rimas ricas, de plata y de cristal. En ella conté un cuento, que huyendo lo servil tomó un carácter trágic...